Si algo nos identifica a los gallegos en la noche de San Juan es esa fiesta “gastronómica” que celebramos alrededor de una hoguera. Sardinas asadas con un pedazo de pan de maíz y esa queimada con orujo gallego. ¡Que podemos decir que no sepáis ya! Pero después de la fiesta, ¿qué hacer con esa queimada que nos sobró y que nadie se la va a tomar? Pues aquí tenéis la receta de un bizcocho de queimada gallega.
Ingredientes:
- 400 ml. de queimada gallega
- 500 gr. de harina
- 6 huevos “M”
- 260 gr. de azúcar
- 80ml. de nata
- 16 gr. de levadura química
- Pizca de sal
- Azúcar glas para espolvorear
Receta bizcocho de queimada gallega:
1- Encendemos el horno a 175ºC con ventilador.
2- Con ayuda de una batidora procedemos a batir los huevos y el azúcar hasta que doble el volumen.
3- Añadimos la queimada, la nata y mezclamos.
4- Tamizamos la harina, la levadura y añadimos la sal. La incorporamos al batido de huevos y mezclamos poco a poco y manualmente, olvidándonos de la batidora.
5- Engrasamos un molde redondo (con agujero central) con margarina y le espolvoreamos harina. Ponemos la masa dentro del molde.
6- Introducimos en el horno. Bajamos la temperatura a 160ºC-165ºC. Nivel 1 pero con rejilla alta y dejamos unos 35 – 40 minutos.
7- Comprobamos el punto de cocción con un palillo. Si sale seco ya tenemos listo nuestro bizcocho. Dejamos enfriar unos 20 minutos y ya podemos desmoldarlo. Espolvoreamos azúcar glas por encima
CONXURO DA QUEIMADA GALEGA:
Mouchos, curuxas, sapos e bruxas. Demos, trasgos e diaños, espíritos das neboadas veigas.
Corvos, píntegas e meigas. Feitizos das menciñeiras.
Podres cañotas furadas, fogar dos vermes e alimañas.
Lume das Santas Compañas, mal de ollo, negros meigallos, cheiro dos mortos, tronos e raios.
Ouveo do can, pregón da morte, fociño do sátiro e pé do coello.
Pecadora lingua da mala muller casada cun home vello.
Averno de Satán e Belcebú. Lume dos cadáveres ardentes, corpos mutilados dos indecentes,
peidos dos infernais cus, muxido da mar embravecida.
Barriga inútil da muller solteira, falar dos gatos que andan á xaneira, guedella porca da cabra mal parida.
Con este fol levantarei as chamas deste lume que asemellan as do Inferno,
e fuxirán as bruxas a cabalo das súas vasoiras, índose bañar na praia das areas gordas.
¡Oíde, oíde! os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no augardente quedando así purificadas.
E cando este beberaxe baixe polas nosas gorxas, quedaremos libres dos males da nosa alma e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume, a vós fago esta chamada, se é verdade que tendes máis poder ca humana xente,
aquí e agora, facede que os espíritos dos amigos que están fóra, participen con nós desta Queimada.
Cualquier ocasión es buena para preparar una buena Queimada, sobre todo en la noche de San Xoán (24 de Junio) o durante todo el verano. Muchos las preparan después de una buena cena a la luz de la noche y acaban tan buena velada con su dulce y embriagador sabor.
En el conjuro de la Queimada se invoca a los 4 elementos (fuego, tierra, agua y aire), deidades fundamentales de la cultura de los druídas y de los ritos célticos, todos quedan simbolizados en el ritual aunque el fuego el elemento clave:
- EL FUEGO: Deidad de la purificación.
- LA TIERRA: Simbolizada por el pote de barro da Queimada.
- EL AGUA: Simbolizada con el aguardiente.
- EL AIRE: Sobre el cual se elevarán y danzarán las llamas.
Tan importante como el rito y el famoso conxuro contra las meigas es que el aguardiente sea de gran calidad, sino no lograremos que toda esta mágica mezcla de aguardiente, azúcar, fruta y granos de café arda bien. También debemos hacerla al aire libre y de noche, viendo como se va apagando poco a poco la llama azulada que le da el azúcar.
Preparación de los ingredientes base para hacer Queimada
- Colocamos en un recipiente de barro cocido propio para hacer queimada (los podéis encontrar en casi cualquier ferretería o tiendas de cerámica) el aguardiente y el azúcar, en la proporción de 150 gramos por cada litro de aguardiente.
- En este caso como son 2 litros de aguardiente, 300 gramos de azúcar fina blanca. Reservamos 2 cucharadas de azúcar para plantar el fuego.
- Pelamos los limones y la naranja. Los echamos al recipiente de barro.
- Ahora viene la parte más importante. En un cucharón ponemos las 2 cucharadas de azúcar con un poco de aguardiente y le plantamos fuego, cuando plante la llama la aproximamos al recipiente de la queimada para que empiece a arder.
- Vamos removiendo la queimada con cuidado, dando vueltas sin llegar al fondo, donde se acumula casi todo el azúcar.
- A continuación podemos elevar el cucharón lentamente dejando que suban las llamas del alcohol. Creando cascadas con ellas (esto para los más atrevidos…)
- Añadimos el puñado de granos de café, los que nos quepan en una mano. De esta manera la bebida tendrá un color tostado, gracias también al caramelo que se va a ir formando con el azúcar.
- Seguimos removiendo pero ya levantando un poco del azúcar del fondo de la cazuela de barro.
- Tened cuidado pues es fácil quemarse con el cucharón, yo normalmente utilizo un trapo de cocina para agarrarlo.
Preparación de la queimada y presentación final
- Tal como dice el nombre debemos dejar que se vaya quemando el aguardiente, la llama nos indica que se está consumiendo el alcohol (es azulada debido al azúcar).
- A mí me gusta fuerte así que acabo apagando la queimada con una tapadera. Pero el que la quiera más floja debe esperar a que se reduzca poco a poco para terminar apagando la queimada con un fuerte soplido. Si dejáis que se queme todo el alcohol lo que conseguimos será agua dulce y caliente.
- La queimada se sirve caliente. Cuando la hayamos apagado la servimos en cunca de barro o en un vaso de cerámica para que mantenga la temperatura.
- Así nos la bebemos poco a poco sin quemarnos. No abuséis de ella que parece que está flojilla y sube muy rápido… Disfrutad de ella y de la compañía de los vuestros/as en este momento mágico.
Consejos para una queimada de rechupete
- Hay quienes apagan la queimada con algo de café o vino tinto (aunque los más puristas de este licor no lo aceptan).
- Otros le echan trozos de manzana u otras frutas (que luego también te acabas comiendo, pero con moderación pues acumulan mucho alcohol).
- Ahora os dejo el conjuro que se suele recitar en el último paso cuando se está acabando la llama azulada.
Con la celebración de San Juan empieza el consumo de la sardina
Tradicionalmente el paso del día 23 al 24 de junio se celebra la noche San Juan. Esta noche mágica tiene una protagonista culinaria y esa es la sardina. Miles de parrilladas se celebran a lo largo del país para celebrar el paso al verano.
Durante estos días y debido a la fuerte demanda suele subir un poco su precio, pero merece la pena poder degustar una sardina asada con un simple trozo de buen pan y una cerveza.Para la parrilla elegiremos sardinas de las grandes y carnosas, bien cebadas de grasa subcutánea, acumulada antes de los meses de verano debido a las crecidas antes del desove.
Las sardinas se asan enteras, sin quitar vísceras, escamas o piel, nada de sobarlas, que se estropean. Así van a saber más ricas. Una vez asadas las vísceras se retiran muy fácilmente.
Antes de echarlas al fuego se limpia cualquier resto de sangre con papel de cocina y se salan generosamente, así de sencillo.
Simplemente dejar que el fuego no tenga llama y poner las sardinas en la parrilla. En seguida soltarán gotas de grasa que producirán pequeñas llamaradas y humo que darán el chamuscado de la piel y un sabor de derretirse.
En la parrilla no conviene solaparlas y hay que estar atentos para ir dándolas la vuelta y retirándolas según se van haciendo, apenas un par de minutos.
Existe un accesorio para asar en forma de rejilla muy útil para dar la vuelta de una vez a varias sardinas. Conviene si lo usas que sean del mismo tamaño para unificar el punto de cocción para todas y no queden unas crudas o quemadas.
Fíjate que el ojo se vuelva blanco y la cola se churrusque para saber que están en su punto para ser degustadas.
Recuerda que queremos que las sardinas estén en su punto pero no chamuscadas ni resecas. Importante que queden jugosas por dentro y crujientes por fuera.
Hay quien le añade una gota de aceite de oliva y otra de limón o vinagre además de una pizca de sal gorda, cuestión de gustos. Para degustar las sardinas recién salidas de la parrilla lo mejor es perder las formas.
Nada de cubiertos, se comen con los dedos deslomándolas con las manos sobre un trozo de buen pan, mejor si es de maíz que va recogiendo las gotas de grasa que va soltando la sardina, disfrutando de su intenso sabor.
Admite cualquier bebida, desde una cerveza bien fresquita hasta un txakolí pasando por un buen albariño.